24 de agosto de 2011

Joaquín Argüelles

Joaquín Argüelles Tamayo

Dinámica sobre valores

La semana pasada el Lic. Ubaldo Orozco organizó una dinámica en el salón de clases para que pudiéramos reflexionar sobre nuestros valores así como los de nuestros padres. Al terminar esta dinámica mis compañeros y yo simulamos la bolsa de valores. Esto nos hizo pensar mucho de cómo somos realmente.

Al principio todos mencionamos valores que según nosotros demuestran quiénes somos. Asimismo anotamos en el pizarrón los defectos de nuestros padres. Concluimos que somos un reflejo de nuestros padres en los valores así como en los defectos.

Posteriormente simulamos la bolsa de valores. Invocamos los valores que habíamos mencionado en clase, pero también nos dimos cuenta que no somos tan perfectos como creíamos. Por mi parte, me di cuenta que fui muy ambicioso al querer “comprar” varios boletos para ganarme 50,000 pesos. Las reglas del juego me limitaron a un boleto; sin embargo esto no me detuvo a querer más. Como consecuencia me junté con varios compañeros para unir nuestro dinero. Nos organizamos en equipo y nos esperamos al momento indicado para comprar un boleto con más posibilidades de ser el ganador.

Tengo que aceptar que hubo un poco de desorden en el salón de clases. Hubo varios equipos y todo teníamos la misma meta, ganar los 50,000 pesos. Hubo gritos molestos, de tal manera que inclusive el Licenciado quiso separar a mi grupo por hablar mucho en un tono fuerte. Todos estábamos hambrientos por ganar. Esperamos al momento indicado con perseverancia, paciencia y optimismo. Teníamos muchas posibilidades de ganar.

Al final de la dinámica, perdimos y nos molestamos un poco. Nos pudimos haber quedado con nuestros 5,000 pesos iniciales pero nuestra ambición nos hizo que apostáramos todo o nada.

La dinámica de la bolsa de valores era un simple juego. Esto me hizo reflexionar como sería yo en la vida real si esto realmente me pasara. A pesar de que me di cuenta de varios defectos que pudiera tener, noté más valores presentes. Este juego fomentó el trabajo en equipo y me hizo aprender a respetar las opiniones de los demás. Hubo veces en las que yo quería comprar un boleto, pero mi compañero de a lado no quería y me expuso sus razones.

Desde mi perspectiva, ese juego fue una buena actividad y estuvo todavía mejor que fuera en el primer día de clases. De cierta manera nos sirvió para romper el hielo.

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