28 de febrero de 2012

"Problema Ético por Claudia Vázquez Sánchez"

CASO:
En
etapa de campaña, un aspirante a Diputado Federal repartió a cada uno de los
800 habitantes de una comunidad rural $500.00 para que votaran por él, con la
condicionante de proporcionar una copia de su Credencial de Elector. Como es ya
costumbre de los aspirantes a cualquier cargo, este candidato también prometió la construcción de una carretera. Finalmente,
el Candidato ganó la elección y tiempo después, la comunidad le exige que cumpla
con sus promesas de campaña ya que ya han transcurrido 2 años 9 meses y le
quedan sólo 3 meses para terminar su periodo y cumplir sus compromisos. Sin
embargo, los líderes de la comunidad están dispuestos a acudir con la autoridad
competente para exigir el cumplimiento.
Como
la realidad nos ha demostrado, el caso anterior se da en repetidas ocasiones:
los candidatos, hambrientos de poder, hacen lo imposible por conseguirlo
tratando de convencer a los ciudadanos, que también necesitados, acceden a la
ficción que les ofrece el postulante.
SOLUCIÓN:
Todas las personas
contamos con determinada educación que se nos va proporcionando a lo largo de
nuestras vidas. No existe una educación exactamente buena o exactamente mala:
somos personas y por lo tanto somos imperfectas. Sin embargo existen reglas en
la sociedad y en nuestra propia moral que limitan nuestro comportamiento y que
hacen que actuemos de forma que nuestro derecho no invada el de los demás.
En el caso anteriormente planteado,
se da la existencia de dos partes: la autoritaria y la indefensa. La autoridad,
como parte autoritaria, que se valió de la retórica y demás técnicas truculentas
de convencimiento de tal comunidad rural indefensa y que en su mayoría no
cuenta con los conocimientos necesarios como para tomar las riendas y derrumbar
los planes de un candidato ambicioso de poder.
La pregunta es: ¿cómo darle una
solución a la irresponsabilidad del Diputado sin necesidad de que la comunidad
acuda a reclamar su incumplimiento legalmente?
Yo pienso que no se tendría que
originar un conflicto si desde el principio se dejaran actuar los principios
morales y éticos. El fuero interno del Diputado está afectando el desarrollo
del pueblo que supuestamente representa gracias al sufragio emitido por su
triunfante elocuencia, insultando la inteligencia de los ciudadanos.
Sin
embargo, cada persona cuenta con su libre albedrío: el hombre es un ser libre
con autodeterminación y que puede deliberar con una libre elección, llevada a
cabo como resultado de un conocimiento que define una conducta vinculada con
una conciencia moral que aprueba o desaprueba un determinado acto. De la misma
manera, no se puede omitir a la autoridad, misma que debió actuar con
sinceridad hacia la comunidad que representaría por 3 años. Tampoco se podría
concebir la idea de un deslinde entre autoridad y comunidad porque eso va en
contra de la naturaleza humana e incluso de la conformación del Estado moderno.
Es
un hecho que el ser humano necesita de una sociedad controlada por una
autoridad. La persona tiene por naturaleza la capacidad de perfeccionarse y de
querer superarse día a día con el fin de llegar a determinado objetivo
individual, el cual será alcanzado aprendiendo a manejarse en la sociedad para
así alcanzar la plenitud. Asimismo el hombre se reúne en sociedad para el logro de un bien que es
común a todos, que no es individual y que también es el fin ético de la
política, actuando así conjuntamente la autoridad y el pueblo.
La ética es un todo conformado por
el derecho, la moral y los convencionalismos sociales: cada acto obra directa o
indirectamente sobre una vida, en el caso del Diputado, su ética va en cierta
forma va en contra de la vida de la comunidad rural ya que afecta su esfera y
su seguridad jurídica.
Como he comentado es inconcebible
una sociedad sin derecho y sin autoridad. La autoridad y el derecho le
proporcionan orden, seguridad y certidumbre jurídica a la sociedad que regulan,
por lo que nunca podrán entenderse por separado. En el caso concreto planteado,
será ideal que el Diputado, aparte de reconocer su mal actuar, enmendé sus
errores y actúe conforme a los siguientes valores que por seguro lo conducirán
a mejores resultados a largo plazo:
Austeridad: consiste en llevar
una vida modesta y de probada honradez.
Veracidad: manifestar lo que
creemos o pensamos.
Lealtad: ser fieles y
rigurosos en el cumplimiento de los compromisos y obligaciones.
Tolerancia: respeto y
consideración de las opiniones ajenas.
Espíritu de trabajo.
Perseverancia: firmeza en los
propósitos o en la prosecución de algo.
Caridad y fraternidad:
considerar a nuestros semejantes; se manifiesta mediante acciones de
beneficencia.
Patriotismo: vínculo espiritual
que nos une a la patria incondicionalmente.
Abnegación: sentimiento que nos
mueve a dejar de lado nuestros propios intereses, para el bien de la
comunidad en general.
Actuando con los valores anteriormente referidos, el Diputado aparte de
hacer lo que le sea posible en los 3 meses restantes en su cargo, podrá ganar
credibilidad y continuar con su carrera política.

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